Acompañamiento creativo entre Viviana Reyes y Adriana Flores.
Para este acompañamiento decidimos invertir el sentido de los modos de producción creativa y permitirnos desacelerar. Alteramos intencionadamente el objetivo de producir una pieza definitiva. Por el contrario, dispusimos sobre la mesa retazos de ideas, bocadillos agridulces y largas meditaciones en torno a las afecciones y circunstancias que acomplejan nuestra práctica, artística y curatorial, respectivamente.
Para intentar llegar al fondo de estas pulsiones, dispusimos dentro de cada uno de los elementos de la mesa, rituales cotidianos como momento idóneo para hablar con unx mismx. Fotografías para no olvidar la belleza de los placeres sencillos, notas y dibujos colaborativos para quitarse el miedo y encontrar un poco de luz en la mirada de la otra; para sentir el dolor y dejarlo entrar.
¿Cómo curarnos de nuestros dolores?
¿Compartir reflexiones sobre el dolor con la otra y escuchar los suyos es socializar o es acompañarnos en un mismo dolor?
¿Cómo se relacionan con la voluntad de hacer arte?
Viviana viste la mesa con elementos de su cotidianeidad, me invita a entrar en intimidad, a quitarnos el abrigo y los títulos para entrar en un espacio seguro a distender el cuerpo y dejar que a vapor, broten los impulsos creativos. Hacemos un ejercicio de reconocimiento. A ambas nos interesa el dolor, el placer pero sobre todo la sanación entendida como un lugar suave y aterciopelado al que es posible llegar después de una serie de hábitos, rituales, menjurjes cotidianos y votos de confianza como proceso de curación.